Trabajo, en economía, es la medida del esfuerzo hecho por seres humanos. Ese trabajo normalmente debe ser remunerado, en forma de dinero, ya que vivimos en una sociedad capitalista. Esa remuneración monetaria se convierte entonces en la medida del esfuerzo realizado por el ser humano.
Es aquí donde entramos en la teoría del valor-trabajo, una teoría que considera que el valor de un bien o servicio depende de la cantidad de trabajo que lleva incorporado.
Por ejemplo, el precio de una mesa de madera estará compuesto de forma proporcional al nivel de producción por el mantenimiento del árbol, el talado del mismo y las horas de tratamiento a la madera hasta convertirlo en una mesa, así como el transporte de la misma y las herramientas utilizadas.
Y cada uno de los elementos que componen ese precio, tiene su propia composición, como la fabricación de las herramientas, el coste de camiones para transporte, conducción, gasoil, peajes… etc. etc.
Adam Smith entendía que el trabajo era la calidad de medida exacta para cuantificar el valor. Para él, el valor era la cantidad de trabajo que uno podía recibir a cambio de su mercancía. Los bienes podían aumentar de valor, pero lo que siempre permanece invariable es el trabajo, o sea el desgaste de energía para producirlos, siendo entonces el trabajo el patrón definitivo e invariable del valor. Se trata de la teoría del valor comandado o adquirido. Aunque no era el factor determinante de los precios , estos oscilaban hacia su precio de producción gracias al juego de la oferta y la demanda.
Pero no voy a centrarme en Adam Smith, sino en Karl Marx.
La teoría del valor-trabajo de Karl Marx es distinta a las teorías del valor trabajo de los demás economistas. Su definición se encuentra en su obra cumbre El Capital, y forma, según Marx, parte de la base fundamental para entender el modo de producción capitalista. La diferencia de la teoría del valor de Marx es que es histórica y social. El trabajo no es ‘valor’ por naturaleza, es lo que produce valor exclusivamente por la organización social en el cual es empleado. Una característica intrínseca del trabajo es producir, crear, transformar, pero el hecho de que el valor de las mercancías se mida por el tiempo de trabajo empleado en ellas se debe a la estructura social y las relaciones sociales de producción.
Las sociedades mercantiles tienen como principal característica la producción, pero no para la satisfacción propia sino para el intercambio de mercancías. La sustancia del valor hace abstracción de la utilidad de un objeto porque es una característica cuantitativa, no una cualitativa como el valor de uso. La sustancia del valor es el trabajo socialmente necesario para producir cierta cantidad de una mercancía con las condiciones medias de trabajo.
El tiempo de trabajo socialmente necesario es aquel que se realiza bajo la fuerza productiva del trabajo y la intensidad del trabajo promedio.
El trabajo es útil porque transforma materias primas y las convierte en cosas útiles, por ejemplo, como convierte el hombre una semilla en un cítrico, o el mineral de hierro en utensilios y herramientas. El trabajo abstracto es el gasto de trabajo humano indiferenciado y hace que las mercancías sean comparables entre sí. El trabajo abstracto puede ser simple, no requiere ninguna destreza o conocimiento especial que requiera un aprendizaje o práctica especial.
El modo de producción capitalista surgió con posteridad a otros modos de producción que ya habían desarrollado la fuerza productiva del trabajo. Por lo cual la cantidad de mercancías que consume un trabajador por día pueden ser producidas en menos tiempo. Entonces, el tiempo de trabajo necesario para que el trabajador fabrique las mercancías que consume es menor al tiempo de trabajo que trabaja en la empresa que lo contrató.
La jornada laboral incluye el trabajo necesario y el plustrabajo. Durante el primero el trabajador repone su valor, durante el segundo trabaja sin remuneración alguna para él y sí para el capitalista. Por ejemplo, la jornada laboral legal actual en muchos países es de 8 horas, entonces si el trabajo necesario es de 4 horas, el plustrabajo será de 4 horas, tiempo del cual se apropia el capitalista por su posición social como dueño de los medios de producción.
El capitalismo se ha fundado en el concepto de trabajo de Adam Smith, sobre una base errada de trabajo, en el cual los precios se inflan continuamente y dependen absurdamente de factores externos al trabajo humano. Es aquí donde se pierde el norte, y las cifras y cálculos tan sencillos como los de Karl Marx, se vuelven alocados con la especulación bursátil de la bolsa, en el que apostar por la subida o bajada del valor de una empresa o producto puede rentarte beneficios económicos, con los cuales podrás obtener mesas de madera.